● Comité de la Industria Vitivinícola de la SNI sostiene que aplicación de un ISC específico para el vino, impactaría positivamente en las empresas de este sector.
Lima, 25 de junio del 2019.- Ante las recientes modificaciones efectuadas por el Ejecutivo al Impuesto Selectivo al consumo (ISC) de la cerveza y los líquidos alcohólicos de hasta 6ª, el Comité de la Industria Vitivinícola (CIV) de la Sociedad Nacional de Industrias (SNI), señaló que promover el crecimiento de este sector demanda, entre otras medidas, la reducción del ISC del vino que actualmente el Gobierno aplica a los productores de la bebida; ello, a fin de mejorar el posicionamiento en el mercado interno y potenciar su capacidad exportadora.
Explicó que el actual impuesto al vino en el Perú es alternativo, discriminador y muy alto. Es alternativo porque desde mayo del 2013 el vino está afecto a un ISC específico ó al valor, (debiendo optarse por aquel en que la recaudación sea mayor. Además, con el incremento de mayo del 2018 se dividió en dos tramos, a los productos de hasta 12º y más de 12º de graduación alcohólica, lo que resulta una medida discriminatoria, porque el vino está en ambas categorías, además se trata de un producto que está elaborado con la misma materia prima y un mismo proceso:
Asimismo, el Comité de la SNI afirmó que el ISC que el Perú actualmente aplica al vino es uno de los más altos con relación al que se tributa en otros países productores de vino del mundo.
Manifestó que la mayoría de estas economías aplican un ISC específico o al valor en muy pocos países. Mencionó como ejemplos los casos de Italia, Francia y España, primeros productores mundiales, entre otros 12 países de la Unión Europea, que además son miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV, de la cual el Perú es miembro), en el que el gravamen al vino es muy bajo o no existe.
“Lo que buscamos es una industria vitivinícola fortalecida, productores informales que pasen a la formalidad y finalmente, una mayor cantidad de contribuyentes. La recaudación sería mucho mayor a la que se tiene ahora. Como añadido tendríamos mejor capacidad exportadora y consolidación del mercado interno, por ello solicitamos al MEF una revisión del esquema tributario del vino, eliminando el impuesto alternativo y sin discriminarlos por el grado alcohólico”, afirmó el CIV.
El Comité de la Industria Vitivinícola expresó que hace años la producción de vino advierte un decrecimiento o un avance imperceptible. El consumo anual de vino en el Perú en mayores de 18 años se mantiene desde el año 2012 en 2.2 litros.
De igual modo, recordó que coincidentemente el auge de la industria vitivinícola en nuestro país se dio de 1925 a 1981 cuando se aplicó un ISC específico y, consumido con moderación, ha quedado demostrado por prestigiosas investigaciones médicas y científicas, que es beneficioso para la salud.
Experiencia del ISC con el Pisco
Este comité señaló que en el caso del Pisco, producto también derivado de la uva, la correcta aplicación de un ISC específico de S/. 1.50 por litro, permitió estimular su calidad e incrementar el número de productores formales (57%), lo que significó que entre los años 2009 y 2018 el monto recaudado por el IGV, se triplicara como consecuencia de una mayor formalización. El ISC específico es de fácil administración y permite contar con información mensual tanto del monto recaudado como del volumen del producto, con los beneficios que esto reporta tanto para el Estado como para los productores.
“A nivel de exportaciones entre el 2002 y el 2018, el Pisco, siendo una bebida alcohólica poco conocida y por tanto mucho más difícil de introducir, creció 70 veces llegando a USD$ 5.6 millones; sin embargo el vino, a pesar de ser un producto conocido mundialmente, en el mismo periodo creció apenas 8 veces, exportándose USD$ 1.1 millones”, sostuvo el Comité de la Industria Vitivinícola de la SNI.
Ante ello, este Comité considera que la aplicación de sólo un ISC específico para el vino, congruente con el mercado internacional, promoverá el ordenamiento, formalización e inversión descentralizada con la consecuente generación de nuevos puestos de trabajo tanto en el agro como en la industria, y repercutirá positivamente en la salud de la población y en la economía del país.
«Un impuesto aplicado correctamente impulsa la actividad, promueve el valor agregado; al contrario, de un impuesto mal aplicado, cuyo efecto es el crecimiento de la producción ilegal, el ingreso al mercado de productos dañinos para la salud, y la competencia desleal», señaló.